Formaspack Group

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

La inercia química del PET: factor clave en el envasado de productos frescos

La inercia química del PET:
Factor clave en el envasado de productos frescos

El tereftalato de polietileno es uno de los materiales más utilizados para el envasado de productos frescos. Ya hemos comentado anteriormente por qué utilizamos PET en nuestros envases para contacto alimentario, y son bien conocidas sus ventajas en cuanto a resistencia, transparencia y reciclabilidad. Ahora aprovechamos para contaros un poco más sobre otra de sus características más destacadas, su inercia química.

¿Qué es la inercia química?

La inercia química se refiere a la capacidad de un material para resistir la interacción o reacción con otras sustancias. En nuestro caso, esto significa que el material del envase no reacciona químicamente con el contenido que está protegiendo. Por lo tanto, esta propiedad se convierte en algo esencial para mantener la calidad y seguridad de los alimentos envasados.

Algunas propiedades del PET relacionadas con la inercia química

  • Neutralidad química: El PET no reacciona con alimentos ácidos, básicos o neutros, lo que asegura que no habrá alteraciones en el sabor, olor o calidad nutricional del producto envasado. Esto es especialmente importante para productos frescos como carnes, pescados, frutas y verduras, que pueden tener diferentes niveles de acidez.
  • Resistencia a la degradación: A diferencia de otros materiales, el PET no se degrada fácilmente cuando entra en contacto con alimentos. Por lo tanto, ayudamos a mantener la integridad del envase y del producto que contiene durante más tiempo.

Qué aporta la inercia química del PET al envasado de productos frescos

La inercia química del PET lo convierte en un material idóneo para el envasado para productos frescos. Entre sus beneficios clave podemos destacar:

  1. Mantenimiento de la frescura: Al no reaccionar con el contenido, el PET ayuda a preservar la frescura de los productos, algo esencial cuando hablamos de alimentos perecederos. La frescura prolongada mejora la vida útil del producto y ayuda a reducir el desperdicio.
  2. Seguridad alimentaria: La inercia química del PET minimiza el riesgo de contaminación por sustancias químicas. Esto hace que el PET sea una opción segura para el envasado de alimentos que se consumen crudos o mínimamente procesados.
  3. Calidad organoléptica: La neutralidad química del PET asegura que no hay transferencia de sabores u olores no deseados al alimento. Esto es especialmente importante para mantener la calidad organoléptica de productos frescos como el pescado y la carne, donde el sabor y el aroma son indicadores clave de frescura y calidad.

 

Por su inercia química, el PET sigue siendo la opción preferida para el envasado de alimentos frescos, garantizando que los productos llegan al consumidor en condiciones óptimas, conservando todas sus propiedades y frescura”.

Miguel A. Bariain, director comercial de Formaspack.