Cómo afecta la composición del mix de recogida al rendimiento del reciclado mecánico y cómo la innovación está cambiando las reglas del juego.
La eficiencia del reciclado mecánico no depende solo de la tecnología de la planta: una parte crucial viene determinada por lo que llega al contenedor y cómo está separado. Pequeñas decisiones del consumidor (tirar una tapa dentro de una botella, dejar restos de alimento) o cambios en la composición del flujo de recogida (más envases multicapa, más envases con sleeves termorretráctiles, mayor presencia de residuos “no envase”) tienen efectos directos sobre el rendimiento, la calidad y el destino final del plástico reciclado.
Esto determina, de forma directa, cuánta materia puede recuperarse con calidad suficiente para volver al mercado. Cuando llega un “mix” con diferentes polímeros, envases multicapa o etiquetas complicadas, históricamente muchas de esas fracciones acababan como rechazo.
Pero el panorama está cambiando. La innovación industrial —en clasificación, en deslaminación, en trazabilidad y en procesos de descontaminación mecánica— está redefiniendo lo que hasta ahora se consideraba “no reciclable” o “de bajo valor”.
Este enfoque amplía las posibilidades del reciclaje hacia el upcycling, convirtiendo residuos complejos en materia prima reutilizable, abriendo la puerta a una valorización mucho más ambiciosa.
Un mix de residuos cada vez más heterogéneo
En España, como en el resto de Europa, el flujo de residuos plásticos procedente del contenedor amarillo es crecientemente complejo. A los envases tradicionales se suman nuevos formatos multicapa, bandejas termoformadas, estructuras con adhesivos técnicos, etiquetas de distintos polímeros y artículos que, aunque ligeros, dificultan la separación posterior.
Esta heterogeneidad implica que:
- No todos los materiales se comportan igual en planta: PET, PP y PE tienen densidades, espectros ópticos y propiedades térmicas diferentes, y requieren líneas específicas de clasificación y tratamiento.
- Muchos envases combinan capas o componentes de distinta naturaleza, lo que complica la separación física.
- La presencia de elementos accesorios (tintas, films, tapas, sleeves) puede perjudicar la pureza del material recuperado si no se gestionan correctamente.
A pesar de ello, la demanda de material reciclado de alta calidad aumenta, especialmente en el ámbito alimentario. La cuestión ya no es solo cuánto se recicla, sino qué calidad se obtiene para que ese material pueda cerrar realmente el ciclo.
Dónde aparecen las barreras técnicas
Como recicladores mecánicos, podemos identificar tres grandes factores clave que afectan al rendimiento final:
- Compatibilidad de polímeros
Polímeros que no se mezclan adecuadamente generan blends inestables, con propiedades insuficientes para aplicaciones exigentes. El PET con restos de PVC, PP con pequeñas fracciones de PS, o poliolefinas con capas barrera sin separar, son ejemplos recurrentes. - Estructuras multicapa
Han permitido envases más ligeros y con mejores propiedades barrera… pero su separación es compleja cuando las capas están fuertemente ligadas. La falta de tecnologías específicas ha hecho que históricamente buena parte de estas fracciones tuvieran valor limitado. - Clasificación insuficientemente precisa
En un mix cada vez más variado, diferenciar polímeros muy similares visualmente exige sistemas ópticos avanzados y detección rápida de contaminantes. Un error del 2–3 % en la clasificación puede decretar el destino de todo un lote.
La innovación como palanca para aprovechar más (y mejor) el residuo
Aquí es donde la tecnología está transformando el sector. Los mayores avances están ocurriendo en tres frentes:
Clasificación óptica de nueva generación
Los nuevos sistemas permiten identificar polímeros de manera mucho más precisa y a alta velocidad, incluyendo:
- detección de capas invisibles,
- diferenciación de polímeros con firmas espectrales muy similares,
- lectura de colores, opacidades y densidades combinadas.
Este nivel de precisión aumenta la pureza del flujo recuperado y reduce el descarte.
Deslaminación y separación avanzada de capas
La entrada de tecnologías específicas para separar capas en estructuras multicapa supone una de las grandes revoluciones del sector. Permiten:
- recuperar polímeros que antes se consideraban “mixtos” y de bajo valor,
- aumentar la calidad del material resultante,
- reducir la cantidad de envase que termina en fracciones de rechazo.
Esto convierte flujos tradicionalmente problemáticos en materia prima útil.
Procesos mecánicos de limpieza y acondicionamiento más eficientes
Los nuevos sistemas de lavado, fricción, separación por densidad y descontaminación mecánica permiten obtener escamas o pellet reciclado con un nivel de pureza muy superior, sin necesidad de procesos químicos agresivos.
El objetivo es claro: llegar a un material más estable, más homogéneo y apto para aplicaciones técnicas exigentes, como las alimentarias (si se trata de PET), siempre dentro del marco regulatorio vigente.
El suprareciclaje como resultado: dar más valor del que tenía el residuo original
Cuando se combinan todas estas innovaciones —mejor clasificación, separación de capas y tratamiento de calidad— ocurre algo interesante: materiales que antes solo valían para usos secundarios (bolsas gruesas, mobiliario urbano, textil o aplicaciones no críticas) pasan a tener un valor añadido mayor.
Ese salto es, precisamente, lo que se denomina suprareciclaje (upcycling).
No se trata solo de “reciclar más”, sino de reciclar mejor, elevando el valor del material recuperado para que pueda acceder a aplicaciones más exigentes, con mejores propiedades y una utilidad más duradera.
En otras palabras: lo que antes era un residuo complejo puede convertirse en una materia prima premium, cerrando el ciclo de forma más eficiente.
Hacia un nuevo modelo: menos residuos, más materia recuperada
El impacto del mix de recogida seguirá siendo determinante, pero la tecnología ya no se limita a aceptar pasivamente la composición del residuo. Cada innovación abre una nueva ventana de valor:
- se recuperan polímeros antes descartados,
- se mejora la pureza del material reciclado,
- se reduce la dependencia de materia prima virgen,
- se avanza hacia un aprovechamiento real del residuo.
Gracias a la innovación, el foco deja de estar en lo que “no se puede reciclar” para centrarse en cómo hacerlo posible, con más eficiencia, más calidad y más circularidad.
“Este enfoque demanda inversión, innovación y visión, pero ofrece un retorno claro para el medio ambiente, para la industria y para la sociedad.”

